Identidad, algo con lo que no naces. Identidad es algo que se va cultivando poco a poco a medida que creces. Y en Venezuela siempre nos han criado para que respetemos nuestros símbolos patrios, para que conozcamos y admiremos a Bolívar, para que apoyemos al equipo de béisbol al que apoya nuestros padres, pero ¿fútbol?. Si, nos hablaban de él, un deporte que se jugaba cada 4 años en el Mundial de Fútbol y que Venezuela no ha logrado ir a un mundial. Eso nos enseñaban. Nos cultivaban una identidad hacia las selecciones de Brasil, Argentina, España, Italia, Alemania, Inglaterra, en fin cualquier otra menos a la nuestra. En mi caso desde pequeño siempre apoyé a Brasil, toda mi vida lo he hecho. Y los venezolanos lloramos y celebramos como nuestras las derrotas y victorias de las selecciones de otros países. Recuerdo muy bien la derrota de Brasil ante Francia en el '98. También la victoria y la alegría que sentía porque Brasil ganara en Corea-Japón 2002. Como olvidar las caravanas y las calles y avenidas desbordantes de "Azzurros" cuando el mundial de Alemania 2006 conquistado por Italia y por supuesto el año pasado "La Furia Roja" que se volcó a las calles para celebrar su primera copa conquistada.Y no hablo de las calles de Sao Paulo, Roma o de Madrid, hablo de las calles de Valencia, Caracas, Maracaibo. Venezolanos, con sangre carioca o europea en sus venas o no, celebraban con gran eufria victorias que no eran, precisamente, suyas. Vestidos de verde, azul o rojo. Pintados con los colores de otras banderas. Reproduciendo una y otra vez himnos que no eran los suyos. Así es la historia del fútbol para gran parte de los venezolanos.
Pero en los últimos 10 años han tratado de enseñarnos una identidad diferente a los venezolanos. Una identidad verdaderamente VENEZOLANA. Y las ultimas semanas tuvo sus máximos frutos. Y no hablo sólo de los venezolanos como fanáticos, sino también incluyo al equipo que conforma la selección nacional: jugadores, técnicos, preparadores, médicos, psicólogos, etc. Todos en algún momento comenzamos a pensar en que si nos esforzábamos y poníamos un poquito mas, podíamos celebrar victorias verdaderamente NUESTRAS. Y como una epidemia, se regó el sentimiento. Unos mas escépticos que otros, unos mas soñadores que otros, pero a la final todos teníamos esa esperanza, por muy pequeña que fuera la teníamos y ya estaba hecho el trabajo, el resto era entrenar, jugar y aprender.
Poco a poco, veíamos comerciales en la televisión apoyando a la selección, transmitían los partidos, incluso los amistosos, y empezamos a ver gente en la calle vistiendo franelas de la selección de Venezuela. Llegó la Copa América 2007 y por primera vez LA VINOTINTO supera la fase de grupos pero caímos en los cuartos de final. Pasaron las eliminatorias para Sudáfrica 2010 y luchamos hasta el ultimo partido, pero otra vez nos tocó ver el mundial desde casa y apoyando a las selecciones de siempre. Se veía una salida grande y brillante al final de ese túnel. Túnel en el que llevábamos décadas, pero que ultimamente hemos dado unos pasos enormes para salir de él. Y llegamos a la Copa América Argentina 2011: esperanzados, entusiasmados y ligando una derrota con pocos goles ante Brasil, una victoria ante Ecuador y el Empate ante Paraguay, para "tener chance" de quedar entre los mejores terceros. Pero el equipo no buscaba eso, LA VINOTINTO buscaba victorias y ser la gran sorpresa de esta copa, y lo consiguieron.
El país entero se paralizaba, literalmente, en cada partido de nuestra selección. Aquella Venezuela, beisbolera por tradición y excelencia, celebró como un gran triunfo el empate histórico con Brasil, la victoria justa contra Ecuador y se desarmó completamente con ese empate dramático ante Paraguay. La gente salió a las calles a celebrar y caravanear, pero esta vez vestidos de Vinotinto y ondeando la bandera nacional, NUESTRA bandera. El sentimiento era enorme, las esperanzas inmensas estábamos apunto de salir de ese oscuro túnel pero nos faltaba un paso mas. Y lo dimos el 17 de julio de 2011 contra Chile. LA VINOTINTO ERA SEMI FINALISTA! El sentimiento era indescriptible, nos sentíamos GRANDES! GLORIOSOS!
Y así llegamos a ese partido contra Paraguay, donde sinceramente fuimos mas pero la suerte no estuvo con nosotros. Aunque yo creo que ese resultado era necesario, desde el punto de vista histórico, siempre debemos sentirnos ganadores pero también humildes, en eso fallamos, por lo menos, los fanáticos. Y además nos mostró la identidad que habíamos aprendido, que habíamos construido nosotros mismos. Despertamos de un sueño de tres semanas y al mirar a nuestro alrededor estábamos en una plaza repleta de gente vestida de Vinotinto y si, habíamos perdido, muchos lloraban, otros miraban fijamente la pantalla, pero no se había acabado nada, nos secamos los ojos, levantamos la vista y mirando hacia aquella bandera: Amarilla, Azul y Roja nos dimos cuenta que ésto apenas está comenzando.
Y aunque ante Perú no fuimos el mismo equipo, y muy justamente los peruanos se quedaron con el tercer lugar de la copa, lo que necesitaba LA VINOTINTO y VENEZUELA lo habíamos alcanzado: Identidad Futbolística.
Esto no lo escribo para reprocharle a nuestros padres ni a los padres de nuestros padres que nunca nos enseñaron ésto que tenemos ahora, mas bien nos toca a nosotros enseñarle a las nuevas generaciones esta identidad. Tampoco la escribo para discutir los partidos, ni si merecíamos llegar a la final o no.
Esta entrada la escribo porque es la única manera publica que tengo de decirle a todo el equipo que conforma la Selección Nacional: GRACIAS!
Gracias por hacerme mas venezolano de lo que ya era. Gracias por hacerme sentir orgulloso de mi tierra y de su gente. Gracias por darle una razón mas a los venezolanos para salir adelante. Gracias por inspirarnos. Gracias por darnos esperanzas y alegrías. Gracias por hacernos sentir el fútbol como nunca lo habíamos sentido. Gracias por darnos la base fundamental para defender nuestra PASIÓN VINOTINTO!
Agárrese Sudamérica que la Cenicienta se cambió las zapatillas por unos tacos y el vestido por un uniforme VINOTINTO! O aprenden ustedes solos, o les enseñamos a bailar Joropo!